Como es de esperar en una raza ancestral, su origen es algo confuso y se pierde en la tradición oral de la gente que convivió con ella durante tantas décadas.
Según habían oído explicar los ganaderos más mayores, parece ser que la Pallaresa llegó a la actual comarca del Pallars Sobirà entrando por la Vall de Isil (Valls d’Àneu), proveniente de Francia (Ariège), a través de Puertos de montaña como el Puerto de Salau, que es el paso fronterizo, y por tanto vía de comunicación, que siglos atrás comunicaba este valle pirenaico con el estado francés; seguidamente también empezaron a entrar por la Vall de Cardós y la Vall Ferrera.
Esta llegada a nuestras tierras puede que se produjera de manos de comerciantes o tratantes de ganado que abastecían la comarca desde todo tipo de animales de trabajo o carne hasta cualquier tipo de víveres.
Paralelamente, los últimos estudios, nos han dado como resultado, que estos bovinos de coloración blanca que la tradición oral dice que vinieron desde Francia, serían provenientes del Tronco gris de las estepas y su cruce con los bovinos autóctonos de la época habría dado lugar a la vaca Pallaresa. Podría estar, por tanto, emparentada con la raza Gasconne y Mirandaise (presentes actualmente en el sur de Francia y morfológicamente parecidas a la Pallaresa).
Están perfectamente documentadas las migraciones que se dieron desde el sur de Francia, sobre todo en los siglos XVII-XVIII, hacia el Valle de Isil. Sin embargo, no se ha podido saber si la llegada de estos bovinos blancos tuvo que ver con este hecho o no tiene nada que ver. A partir de aquí se fueron propagando por el resto de valles de la comarca y comarcas colindantes como Vall d’Aran, Pallars Jussà y Alt Urgell.
Sin embargo, la ganadería bovina no era uno de los puntales económicos predominante en los Pirineos leridanos durante el siglo XIX, ya que las casas ganaderas se dedicaban más bien al ganado equino (caballos, burros y mulos), ovino para carne y lana, y incluso al cultivo del viñedo, quedando el vacuno en un porcentaje más bajo y dedicado básicamente al trabajo, siendo consiguientemente de triple aptitud (trabajo-carne-leche).
No se ha encontrado ningún testimonio escrito de la raza Pallaresa durante el siglo XIX, que era llamada popularmente “vaca blanca o Blanca del Pallars” y todavía es recordada así por la gente mayor. Sin embargo, se han podido encontrar algunas Declaraciones juradas de ganadería de finales del siglo XIX de diferentes pueblos del Pallars Sobirà donde en algunas aparece que la gente tenía bovinos blancos, la altura que tenían y de quién eran propiedad.
Así llegamos hasta el siglo XX, cuando podemos empezar a saber algo de nuestra raza, gracias a la memoria de los mayores.
Fue durante la primera mitad siglo XX cuando la Pallaresa tuvo su máximo esplendor, ya que el censo total de vacuno del Pallars Sobirà había aumentado (aunque seguía predominando ganado equino y lanero) por causas como el abandono, en parte, de la economía de subsistencia como consecuencia de la llegada de las vías de comunicación a muchos pueblos, o la crisis del cultivo del viñedo por culpa de la filoxera, entre otros.
Se calcula que un 50% o más de los bovinos existentes en la comarca eran de raza Pallaresa (Registros especiales de ganadería, distintos municipios, 1928-1953). El resto eran algún ecotipo de la actual Pirenaica (podría ser la ya extinguida vaca Catalana) y bovinos de capa oscura (como la llamada Mascarda u otros de capa negra).
Todos los testigos orales entrevistados coinciden en que las Blancas del Pallars eran unas vacas de gran talla, valientes para labrar, muy dóciles y manejables, y muy buenas criadoras de terneros, con capacidad lechera suficiente para la cría y dando lugar a buenos animales para vender.
Son muy importantes también fotografías encontradas en el Archivo Histórico Comarcal del Pallars Sobirà, las del Consell Cultural de les Valls d’Àneu, las de la Oficina de Turismo de La Pobla de Segur y las del Centro Excursionista de Cataluña, así como las cedidas por particulares.
Hacia mediados del siglo XX (años 50-60) llegó la crisis de la ganadería caballar a causa de la mecanización. Por tanto de rebote también se vio resentida la cabaña bovina de trabajo (como se acaba de decir, la Blanca del Pallars era muy apreciada por la gente por su corpulencia y fuerza para trabajar), aunque a finales de los años 50 aún quedaba un número importante de animales de raza Pallaresa (Registros de ganadería, distintos municipios, 1952-1962).
Entre este hecho y la introducción de razas bovinas lecheras (Parda Alpina -importada de Suiza- y más adelante Frisona) la población de raza Pallaresa se vio muy diezmada por no poder competir en producción de leche, y todos los ejemplares se fueron cruzando con la nueva Parda para producir leche (a partir de los años 60-70 la gran mayoría de las explotaciones se convirtieron en lecheras).
Progresivamente fue quedando de forma residual y desapareciendo por reabsorción con la Parda Alpina, futura Bruna de los Pirineos.
Cuando llegó la crisis de la leche (mediados de los 80), las características productivas de las vacas existentes en el Pirineo se reorientaron hacia la búsqueda de unas buenas características cárnicas. Así, los bovinos autóctonos ya existentes en la zona se fueron cruzando con la Parda Alpina, dando lugar a la actual población Bruna dels Pirineus. Cuando esto se produjo, la Pallaresa ya no pudo remontar a causa de su bajo número, a pesar de ser muy parecida en producción cárnica.
Se pueden citar, por tanto, como causas de la práctica extinción de la Pallaresa las siguientes:
- Introducción de razas lecheras más productivas cuando la economía de las explotaciones ganaderas de montaña pasó a depender de la producción lechera
- Introducción de toros de otras razas por parte de las Administraciones en época lechera (recordemos que en esa época se pensaba sólo en producción y no, como actualmente, en la protección de las razas autóctonas)
- Mecanización de la actividad agraria
Los animales Pallareses, como tales, fueron disminuyendo progresivamente. A principios de la década de los 80 el censo de vaca Pallaresa no llegaba al 2% del total del vacuno de la comarca del Pallars Sobirà. A partir de ahí fueron quedando diseminados, cada vez en menor número, por pueblos y bordas de estas comarcas donde había estado varios siglos; llegando hasta su práctica desaparición; muchas se fueron acabando, sin descendencia pura, por falta de toros de raza pura.
Desde los años 80 hasta ahora está bastante documentado donde los ha habido. Hasta no hace muchos años se encontraban todavía en Casa Sansa de Tor (Municipio de Alins), en Aurós (la Guingueta de Àneu), en Estaron (Municipio de Llavorsí). Un poco más atrás había en Llagunes (Municipio de Soriguera), Ribera de Cardós, Escàs (Municipio de Rialp), Casa Badiot (Sort); entre otros muchos lugares. Antes de llegar el auge de la leche había habido prácticamente en todas las casas.
Hoy por hoy se tiene constancia de su presencia en 8 ganaderías.
En 2008 se consiguió un hito histórico con su reconocimiento por parte del Parlamento de la Generalitat de Catalunya como raza autóctona catalana.
Otra acción importante también fue la creación de la Asociación de Criadores en octubre de 2010, con la posterior entrada en funcionamiento del Libro Genealógico el 30 de junio de 2011, que recoge todas las ganaderías activas de vaca Pallaresa, su censo actualizado y otros muchos datos de interés.
Posteriormente, en 2015, es también reconocida por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación e incluida en el Catálogo Oficial de Razas de Ganado de España.
Esta minoritaria población bovina del Pirineo leridano es el ejemplo más típico de raza en estado «reliquia» en Cataluña; constituye un patrimonio genético de gran valor que no puede dejarse perder, y su historia va ligada a la de los habitantes de estas comarcas, ya que en parte fueron su medio de vida.
Así, el Departamento de Agricultura de la Generalitat de Catalunya en colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona (Facultad de Veterinaria) ha dado su apoyo técnico y económico desde hace ya prácticamente 30 años, para la realización de estudios y promoción.